viernes, 6 de mayo de 2016

Zootrópolis - Crítica Cinematográfica

Animalario Noir, Una Personificación Ejemplar

TÍTULO ORIGINAL: Zootopia
DIRECTOR: Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush
GUIONISTA: Jared Bush y Phil Johnston
AÑO DE PRODUCCIÓN: 2016


Entré en la sala de cine a ver Zootrópolis de mala gana. Me había reído con el primer tráiler en el que más que desentrañar la historia se nos presentaba el universo donde discurría la película, plagado de modernos animales antropomórficos. Pero las críticas posteriores al estreno clasificaban al film de decepcionante. Y mi entusiasmo inicial se apagó, tanto qué, tardé casi dos meses en decidirme en ir a verla.

Judy Hopps (Ginnifer Goodwin) una inocente y optimista conejita de pueblo siempre ha soñado ser policía en la gran ciudad. Después de superar con dificultad las pruebas de acceso, y hacer caso omiso a la oposición de sus padres, unos tradicionales granjeros, se muda a Zootropolis. Pronto se ve abrumada por una urbe cosmopolita y dividida en varios barrios cada uno con sus diferentes hábitats, uno cubierto de nieve otro por las arenas del desierto el otro poblado de árboles selváticos. Pero cuando creía que ya lo había conseguido, Hopps se da cuenta que el cuerpo de policía no confía en ella. Para demostrar su valía, se verá forzada a aceptar el reto de resolver un caso en cuarenta y ocho horas y aliarse con un zorro dicharachero y estafador llamado Nick Wilde (Jason Bateman).

 Me pareció que Zootropolis es a las novelas de Raymon Chadler lo que Basil el ratón súperdetective (una de mis favoritas entre las películas de Disney) fue a las de Sherlock Holmes, un homenaje desde un mundo poblado por mamíferos. Zootropolis y sus barrios son un equivalente a Los Ángeles y sus suburbios perfectamente caracterizados: oficios y razas, riqueza y miseria. Al igual que en la novela de Raymond Chadler, La hermana pequeña, la protagonista se encarga de una extraña desaparición y se ve arrastrada a un peligroso mundo de gánsteres, corruptos y de conspiraciones.
 
Fotograma de Zootrópolis (Zootopía)
Los directores Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush se valen de los simpáticos animales para insuflarle humor a tan oscura trama. El diseño es más anguloso de aquellos a los que nos tiene acostumbrados el almibarado Disney. Pero su cuidadísima animación bebe directamente de todas las grandes películas del estudio del maestro Walt. Hay dos escenas culmen en el film donde la animación roza la perfección, usando recursos opuestos. Una de ellas es la persecución a través de una diminuta ciudad de roedores, donde las hilarantes situaciones se van encadenando a una endiablada velocidad. Después, una mención aparte merece, la escena de los perezosos, quizá, uno de los mejores gags que haya visto en la pantalla en los últimos años. En este caso, el equipo creativo dilata un único chiste hasta lo imposible, logrando un in crescendo con un remate genial.

Quizá la película tarde en arrancar, el tema musical de Shakira al principio de la película mientras se nos describe la ciudad se me hizo eterno. También tuve la sensación de que la película tuviera dos finales, los dos muy parecidos en la conclusión: la corrupción de los poderosos parece inevitable. Pero esos pequeños errores no afean una película brillante y divertidísima.